Carta de Francisco a los argentinos

Carta de Francisco a los argentinos
Carta del Santo Padre a los argentinos 
 
A las argentinas y argentinos que me expresaron su cercanía en el quinto aniversario de mi elección, quiero hacerles llegar mi afecto y gratitud.
 
Me conmueve descubrir que, además del respetuoso  saludo  de  las  autoridades,  en esta carta se hayan  unido  personas  de  diferentes  procedencias  religiosas,  políticas  e ideológ icas. Así se confirma que no es  imposible  encontrar  razones  para encontrarse  y que " la unidad es superior al conflicto".
 
Quisiera decirles que el amor por mi Patria sigue siendo grande e intenso. Rezo todos los días por ése, mi pueblo que tanto quiero. Y a los que puedan sentirse ofendidos por  algunos de mis gestos, les pido perdón. Puedo asegurarles que mi intención  es hacer el bien    y que a esta edad mis interese s ya tienen poco que ver con  mi persona.  Pero,  aunque Dios me confió una tarea tan importante y El  me ayuda,  no  me liberó  de la fragilidad  humana. Por eso puedo equivocarme como todos.
 
Si alguna vez se alegran por cosas que yo pueda hacer bien. quiero pedirles que las sientan como propias. Ustedes son mi pueblo, el pueblo que me han formado,  me  ha preparado y me ha ofrecido al servicio de las personas. Aunque ahora no tenemos el gozo de estar juntos en nuestra Argentina, recuerden que el Señor ha llamado a uno de ustedes para llevar un mensaje de fe, de misericordia y de fraternidad a muchos rincones de la tierra.
 
Pido por todos ustedes, para que sean canales del bien y la belleza, para que puedan hacer su aporte en la defensa de la vida y de la justicia, para que siembren paz y fraternidad. para que mejoren el mundo con su trabajo, para que cuiden a los más débiles y compartan a manos llenas todo lo que Dios les ha regalado.
 
Como siempre, a los que tienen fe les pido que recen por mí, y a los que no tienen fe, les ruego que me deseen cosas buenas .
 
Con cariño de hermano y de padre
                                                         Francisco
 
Vaticano, 16 de marzo de 201
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